El 22 de marzo se registró el uso de las municiones prohibidas por el acuerdo internacional en las afueras del noroeste de Kyiv, el 27 de abril el enemigo lanzó bombas de fósforo contra Avdiivka en la región de Donetsk.
Los ruscistas, encontrándose en las trincheras en el territorio de Ucrania, en las conversaciones telefónicas con sus familiares y amigos hablan abiertamente sobre los crímenes de guerra cometidos por ellos contra la población civil. Por lo general, de manera alegre, con risas que estallan en el éter. A juzgar por las conversaciones interceptadas por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) y la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa, la guerra para los rusos es una especie de entretenimiento, porque da la oportunidad de matar a alguien sin temor al castigo, degollar a un cautivo, disparar a una persona por la espalda. Y también la oportunidad de "disfrutar" de cómo las municiones de napalm o de fósforo incendian las ciudades y los pueblos ucranianos. Un soldado ruso que lucha en el frente le cuenta esto a su madre: su conversación fue interceptada por el SSU.
“Hola”, responde una mujer rusa “pacífica” que desdeñosamente llama cucarachas a los ucranianos.
– Hubo risas hoy. Nos sentamos y tenemos una estación de radio allí, y escuchamos las negociaciones, dice el soldado ruso. - Y ahí dicen, bueno, nuestras armas antiaéreas: "Listos número 1. Pronto, dentro de 10-15 minutos llegarán dos aviones ucranianos". El siguiente mensaje es: “Ya trabajaron y se fueron. Eso es todo". En resumen, los hohly trabajaron y se fueron volando.
Para los rusos, los ucranianos son hohly, cucarachas, y desde el comienzo de esta guerra ruso-ucraniana son también neonazis, ucranianos fascistas, etc. Así como los polacos son psheks, los alemanes son hanses y también los fascistas, los representantes de otras nacionalidades, lo siento, son monos. Sería posible no prestar atención a esta página en la historia de la "gran cultura rusa", pero detrás de estos nombres ofensivos hay odio hacia todos los pueblos del mundo, que fue seguido por la guerra en Siria, Georgia, Ucrania.
"¿Se ha retrasado la comunicación?", pregunta la madre del ocupante.
– Napalm, dijeron, funcionará. Se necesita napalm para (palabras obscenas). No tiene sentido... No tiene sentido el fósforo. Lo echamos (otra vez palabras obscenas).
– ¿Son tenaces como cucarachas? Sí, - aclara la mujer rusa "pacífica".
– Bueno, fósforos y cassettes... En general, da igual. No, por supuesto, no te preocupes por el fósforo, todo se derrite allí. Pero de noche se ve muy bonito como vuela el fósforo.
– Por supuesto..., - su madre apoya al asesino.
Otro ocupante ruso, cuya conversación con su padre fue interceptada por los representantes de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, también habla sobre el uso de las bombas y proyectiles de fósforo.
– Oh, el fósforo ha volado, – se regocija el ruscista.
– ¿Fósforo voló? ¿Lejos?
– No sé. El jefe de batallón simplemente decidió verterlo sobre estos monstruos.
– ¿Los están golpeando con fósforo? – pregunta el padre del ocupante.
– ¡Sí!
– La Convención de Ginebra prohíbe...
– Papá, tú sabes cuánto se usa aquí, que en principio está prohibido.
Estas dos conversaciones entre los hijos ocupantes y sus padres, en cuyas voces no hay ni un atisbo de desesperación por el hecho de que sus hijos se han convertido durante la guerra en los asesinos de niños y mujeres, es otra evidencia de la completa degradación de la sociedad rusa, dispuesta a luchar por las ideas caprichosas del maníaco de Kremlin. Y, por supuesto, por el dinero y por la oportunidad de saquear.
Foto de George Lukyanchuk